Después de escribir sobre un Dios de acción el pasado Lunes 4 de Febrero de
madrugada, el telón del cielo se abrió, el director de la vida comandó,
“luces!”, la luz del alba resplandeció los verdes campos de Mayagüez, y, aunque lo ignoraba, la escena uno de mi vida en esta película de acción empezó desde
muy temprano esa mañana.
“¡Cámara,
acción!”
Yendo
al centro del pueblo en mi carro, observo que la aguja de la temperatura se
encuentra sobrepasando la línea roja. Me estaciono en el estacionamiento de
Burger King, me doy cuenta que el ventilador del radiador no está funcionando,
y algo frustrado expreso una queja ante el Señor. Un joven de repente se me
acerca, reconozco que es un deambulante, y antes que me pida dinero simplemente
con un disgusto le digo que no tengo. El joven humildemente se da la vuelta, y
prosigue su camino.
El
director tras las cámaras del universo pega un grito en el tercer cielo y proclama con
el alta voz, “¡¡¡Corte!!!”
“No, no, no, no, no! Así no, Sergio.” Él, se me acerca y me susurra al oído: “Vamos a tratar esto de nuevo.”
“No, no, no, no, no! Así no, Sergio.” Él, se me acerca y me susurra al oído: “Vamos a tratar esto de nuevo.”
“¡Toma
dos!”
El
mecánico me dice por teléfono que no puede venir a donde estoy, me aconseja que
espere unos 30 minutos, y que después lleve el carro a donde esta el. Así que
decido entrar al restaurante, pero noto que ya no es el joven que esta a la
puerta de este, sino Jesús con cara de angustia y hambre. Lo invité a comer, su
rostro se iluminó, y después de pedir su orden le pregunto, “¿Dime que pasó
contigo?”
Su
respuesta fue, “Muchas cosas.” Las palabras que pronunciaron sus labios en los
próximos segundos sacudieron mi ser; “Pero siéntate conmigo para que te
cuente…”
Con 25
años de edad, sin casa, pidiendo dinero para comer, y adicto a la mariguana y
al “perico”, el joven trata de pretender que vive una vida feliz al expresar,
“me siento bien con lo que hago. Estoy cómodo con mi vida.”
El
joven, después de notar que yo le hablaba de El redentor, me recitó varios
textos de la Biblia de memoria. Una vez más me di cuenta que no importa cuanto
conocimiento tengamos de las escrituras, si no las ponemos en práctica,
seguiremos siendo esclavos del enemigo.
“Señor,
tú has sido nuestro refugio… Por la mañana sácianos con tu amor… Manifiesta a
tus siervos tu obra y tu gloria a tus hijos” (Salmo 90:1,14,16).
En esta
escena de mi vida Jesús me enseño tres lecciones.
- Todo mundo hace de algo o de alguien un refugio. –Para el joven su refugio ha sido los vicios. ¿Y para ti?
- Lo que más anhelamos en este mundo es amor incondicional. –El mar de lágrimas que el joven derramó fueron evidencia de esto cuando le hablé del amor absoluto de Dios. ¿Y tu? ¿Haz experimentado el amor transformador de Jesús?
- El Señor anhela ser el director de cada escena de nuestra vida manifestando su poder y gloria en nosotros. –Jesús tocó ese corazón y se manifestó en el corazón de este joven. ¿Y en el tuyo?
Para
con mi amigo y hermano, John Doe, todas las huestes celestiales, junto al
director, en coro exclamaron, “¡¡¡¡¡¡TOMA
DOS!!!!!!!”
Así
mismo el director te susurra en esta mañana, “vamos a tratar esto de nuevo… ¡TOMA DOS!”
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